40514

Me llamó la atención que la página par llevara el número (digamos) 40514 y la impar, la siguiente, 999. La volví; el dorso estaba numerado con ocho cifras. Llevaba una pequeña ilustración, como es de uso en los diccionarios: un ancla dibujada a la pluma, como por la torpe mano de un niño.
Fue entonces que el desconocido me dijo:
-Mírela bien. Ya no la verá nunca más.
Me fijé en el lugar y cerré el volumen. Inmediatamente lo abrí. En vano busqué la figura del ancla, hoja tras hoja.

(El libro de arena. Jorge Luis Borges)

martes, 21 de junio de 2011

INVESTIGACIÓN CRIMINAL


El poeta se trajo de la biblioteca (libros para tirar) “Los premios” de Julio Cortázar. Al poeta le parecía una atrocidad que el libro terminara en la basura. El poeta encontró entre sus páginas un billete de RENFE con fecha, 28 de Mayo de 1986. El billete había vivido en el libro todos estos años.  El libro era de una edición de Diciembre de 1976. Echas las cuentas, hasta la fecha de hoy, 25 años y 24 días encerrado entre las rejas de papel.


Todos los billetes de RENFE tenían por entonces un número de cinco cifras en la parte inferior (en la actualidad, el poeta usa poco ese transporte, y desconoce el formato de billete que se expende). El poeta sabía que tenía que comprar ese número de lotería. Y en el primer quiosco de la ONCE que vio, lo pidió. La máquina expendedora escupió el número 74159, para el sorteo del Viernes 24 de Junio de 2011. Y el poeta, el 24 de Junio de 2011 se hizo rico al recibir nueve millones de euros. Y el poeta puso estas palabras en su blog y se hizo el silencio.

PD
No vayáis todos a comprar el número: Todo está escrito de antemano.

domingo, 19 de junio de 2011

MNEMÓNICO

     El hombre inventa la escritura para no olvidar; es un recurso mnemónico. La mnemotecnia es el arte de aumentar el poder de la memoria. La memoria histórica de la que carecemos, convierte en ganadores siempre a los mismos. Y en reaccionarios stalinistas a los que están empeñados que la pequeña biografía de uno (sin ir más lejos yo) se vea empañada por sus sistemáticas y frívolas opiniones sobre los hechos que acaecieron y de los que fui protagonista. No dan la cara jamás, pero intoxican. Poco porque en su ámbito abarcan poco. A pesar suyo sigo haciendo historia. Reto: cuando quieran la discutimos. Coletilla: en esta sociedad vigilada, como nunca, por el Estado, existe un prototipo de agente que recoge los vicios del burgués y desde posturas pseudo comunistas (léase Comité Central) depura al otro, al diferente. Para defenderme de ellos reclamo el derecho a la paranoia como eficaz método de autodefensa. Y la palabra como bala vengadora. La clase obrera debería montar el arma, aunque no montan ni la marimorena. 

 

      Memoria: ¡Ah pequeña caja de caudales, donde se celebra un eterno baile de neuronas, con la consiguiente experiencia neurótica. El año 2010 fue un año redondo para recordar todo tipo de efemérides, eventos, situaciones: 8 de Diciembre de 1980, 30 años del asesinato de John Lennon; 35 años de la muerte del asesino Franco en la cama incómoda de un hospital, pero en la cama. 40 años de la muerte del escritor Jokio Mishima, que se hace el “hara-kiri”. De la desgarrada voz de Janis Joplin (la mejor) y de la desgarrada guitarra de Jimmy Hendrix (el mejor). 45 años del asesinato de Malcolm X, situado políticamente a la izquierda de Martin Luther King. 50 años de la muerte en accidente de coche del magnifico, entrañable, Albert Camus. 60 años del suicidio del poeta piamontés Cesar Pavese: “Basta de palabras. Un gesto. No escribiré más”; pero nos dejó estos versos: Aún combatiremos,/ combatiremos siempre,/ pues buscamos el sueño/ flanqueados por la muerte,/ y tenemos voz ronca,/ frente baja y salvaje/ y un idéntico cielo. 70 años del asesinato de León Trosky por los mismos elementos citados al principio, en este caso miembros del P.C.U.S. y del K.G.B., contando con la estrecha colaboración, en su ejecución, del P.C.E. encarnado en la cabeza pensante de Dolores Ibarruri alias “La pasionaria”, que puso toda su pasión (recomendó para el “trabajito” a su amiga María Mercader y esta puso en el asador estalinista la carne de su propio hijo Ramón) en el asesinato del Ex jefe del Ejército Rojo, el cual se resistía a morir, a pesar de que el extraordinario pintor-muralista David Alfaro Siqueiros ametrallara su casa en Coyoacán (México). 110 años de la muerte de Oscar Wilde, empachado de la apestosa moral burguesa y afectado de una boba otitis que deviene en meningitis: 30 de Noviembre de 1900. 135 del nacimiento de Rilke: Praga 4 de Diciembre de 1875, poeta: “ El que yo hiciera ruido no sería en ti más perceptible / si tú no me sintieras porque soy “. 410 años del nacimiento de Calderón de la Barca, que dijo que la vida es sueño, y cuatro siglos después aún estamos de acuerdo con esta delirante ensoñación: realidad y sueño mezclados en una historia perfecta de encuentros y desencuentros, donde se disuelve el hombre. Este hombre que confía en él (¿o no?) y en el modo de organizar su vida: sólo 1300 personas se suicidan al día en todo el mundo. Prefieren volar a una nube.

          Hablando de nubes, nunca me ha parecido bien que las hojas de los árboles terminen cayendo al suelo para que la gente las pise. Deberían saltarse la ley (para eso están las leyes) de la gravedad y “caer” hacia arriba, que el cielo las engulla, en un efecto similar al de la evaporación, para que más tarde caiga del cielo una dulce lluvia de clorofila que nos pinte de verde y que abone el paisaje. Lluvia verde.



          La lluvia. Una fina corriente de agua que se desliza por una roca se convierte un poco más abajo en río Amazonas y ante la contemplación de esta maravilla puedes llegar a descubrir que las lágrimas que derramas van siempre a parar a la mar. Pero si te sientas sobre la roca y contemplas como se desliza la fina corriente de agua, si fijas la mirada en ella entrecerrando los ojos, al cabo de unos instantes, en la estrecha abertura de tu pupila, primero aparecerá una perla de cristal y luego veras el fondo del mar. Es en ese instante único en el que una delgadísima lágrima se desliza por tus mejillas, cae sobre el agua y se incorpora a la corriente, cuando se completa el misterio de la felicidad que va a acompañarte el resto de tu vida.

La memoria del hombre ardiendo en la ciudad de arena, que tiembla feliz, pisoteada sus calles por primera vez en muchos años, por los pies de gente que la quiere transformar.

domingo, 12 de junio de 2011

Razones de un filosofo trasmutado en poeta.

          El otro día /ayer o hace unos años, qué más da/ alguien con vocación de poeta y científico, (no puedo decir el nombre) pretendía lanzar toda la literatura del mundo a un agujero negro para obtener una respuesta del universo, o también dándose una vuelta por las otras orillas de las estrellas atrapar por la espalda la pregunta que estamos esperando que Dios nos haga: ¿Qué leches queréis?. Un filosofo me dijo que no esperemos nada, que al séptimo día Dios no descansó, murió: Se había traducido mal, de los Manuscritos del Mar Muerto, hallados en la cueva, la palabra “descansó” como la acción de estar cansado, por el hecho de estar muerto.


    Sin Dios. Sin líderes. Sin mitos. Sin ejemplos. Sin principios. Sin espejos: crisis de valores. Y si es así, esa crisis busca su antídoto, la pregunta ¿de qué valores? El valor. El valor, aparte de entrar a oscuras en una calle fondo de saco esperando el fulgor de la hoja de acero, es sobre todas las cosas, explicar por qué hay que correr el “riesgo de la puñalada”, cuando en el riesgo no hay nunca resultados eficaces, y sí mucho espontaneísmo, peligroso para la seguridad que reclama la población temerosa, insegura ante el fondo del oscuro callejón, ante lo que no conoce, temerosa de un mundo que cada vez con más fuerza no sabe ofrecernos otra cosa. Y no digo qué cosa, no pronuncio su contenido, el nombre que lleva dentro, no doy señas de identidad. Acentúo cosa, hago hincapié en las cuatro letras, que anagrama ágil se coloca ahora formando asco; para más tarde dicha palabra, resolviendo el misterio del miedo, nos lleve al temor original del brillo metálico en la oscuridad: saco. Tres palabras en una, el triángulo, el ojo de Dios: cosa, asco, saco y otra más que cierran su misterio, no porque sea llave, pero sí cerradura: caso. No resuelto del todo, porque el caso hombre es un misterio, mucho más allá de las propiedades de un dios cualquiera. Nace el pensador, que para hacerlo, si quiere progresar en él, debe obviar la trinidad. Inventa el cuadrilátero, se enfunda guantes de boxeo y obliga a Dios a fajarse en su terreno, aunque sea de lona, lejos de las ventajas del Divino Cielo. Y el hombre gana todos los combates.

          El pensador evoluciona para alejarse del mono, excluye al otro en la diferencia. Su evolución se fragua a costa de las otras criaturas. A la vez que se hace racional madura en la irracionalidad de sus decisiones; pero al interrogarse vive en un circulo concéntrico donde él es la piedra que golpeó el agua, la pregunta por tanto encarnada en el objeto, está en el fondo, reside en las profundidades. Es así como el hombre es arrastrado hacia las simas por su incapacidad de arrojar el lastre que es el propio hombre: inventa las guerras, creyendo que así se mata, cuando lo que hace, en la diáspora, es exterminar al otro. Pese a los esfuerzos por encontrarse (en el milagro se reencuentra) no se extingue, y el planeta que era de agua ahora es un gran espejo donde se mira una y otra vez. El espejo.


          Otra palabra tiembla, sin duda, encerrada por el misterio original: qué. La pregunta le mata demasiado, y no dispuesto a morir, nuestro filósofo se hace recolector de plantas, hortelano, druida que en la pócima para sanar, encuentra otro misterio mayor: el dolor, la muerte. El materialismo le avasalla. Filosofa. Reegresa. Qué sigue siendo. Está. “Veila hay” decía mi bisabuela Irene. Lo notaba.
          No es posible hacer pensamiento en español, lo dijo Heidegger. ¿No es acaso el chiste, la ironía, el humor, lo que impregna nuestro carácter de filosofía, nuestra escuela filosófica? Sepan aquellos pensadores que precisan del alemán y del griego, que para entenderlo, ya hemos vestido a Nietzche de torero; que lo sepa el malicioso pensador que le hizo el comentario años ha, a Savater.
          El pensamiento español no nace en la poesía, sino en la novela, en el ensayo, y anda dándose coscorrones en la prensa escrita. La poesía no va a determinar nada, porque el poema es la conclusión del todo, su resumen. El total de esta suma de facto y de factores. De la oportunidad del lenguaje, nace un oportuno filósofo. Se mezcla con la plebe. Siendo oportunistas con la lengua construimos otro modo de filosofar. Pueblo y filosofía: el pensamiento oportuno, ese del que más tarde nacieron los oportunistas. Bastantes peldaños más arriba, en la escalera hacia el cielo: los poetas; ¿o hay dos escaleras, una que sube y otra que baja? Definitivamente Dios es desalojado; y desde hace unos años se refugia en una mazmorra del Vaticano. Allí un arquitecto llamado Pedro y un carpintero de nombre José, cocinero y camarero respectivamente, le sirven bajo la puerta raciones de comida. Jesús juega a los dados con Einstein.


          Tal vez el pensamiento español ha tenido (ha pasado) demasiada hambre, se piensa poco hoy como consecuencia de la pereza adquirida en el pasado cuando estábamos con el estómago vacío, y ahora es hábito; a pesar del fósforo que inunda nuestra corteza cerebral, fósforo que al darle salida a través de la palabra puede incendiar el vuelo de las mariposas; el viento de su millón de alas sin embargo apaga cada día el incendio que es el hombre. En el horizonte la tripa oronda del ocioso; abajo, el trabajo; en Utopía, el ocio permanente; arriba, el poder.
          Nietzche quería por sobre todas las cosas ser poeta, apostaba por la farsa ante la soledad del superhombre que lo hacía soberbio. Gloria Fuertes, un día de prímulas y luz, me decía: “Qué sería de Dios sin nosotros”. Qué sería la filosofía sin los poetas. A estas alturas quizás podamos evitar el verso, pero no al poeta. También el poema encierra en su cofre de contradicciones a un insolente poeta (la insolencia es una licencia que no puede permitirse el filósofo) que lo usa de caja de Pandora. Poesía eres tú, filosofía es el mundo. Ahora puedes realizar la operación dialéctica entre estos dos elementos. Ejemplo:
          En la película “Martín H”, el protagonista, encarnado por el actor Federico Lupi, un argentino que vive en España, recuerda que un día echaba en falta algo de su país, nostalgiado descubre que en España la gente no silba por la calle. En ese momento, en un dialogo interior con él, le apunté que está mal visto, porque es signo de ordinariez y provocación chulesca; como pude comprobar un día de primavera en la que salí a comprar pan y el fornido panadero ante mi felicidad expresada con una suave melodía silbada en moderadísimo tono, me llamó chulo, invitándome a abandonar su casa, que era su tienda, etc.


          Conocer y discernir. Estamos en tránsito, de paso, en un movimiento emparentado con la línea recta y que para eludir los círculos viciosos, el saber inventa la dialéctica, que nos dará una perspectiva de los otros movimientos que se acercan de frente. Discernir por tanto será El Acto Natural.
Y la ciudad de arena se va llenando de asambleas que es la mejor manera de hablar. Y de pensar.


Móstoles siglo XXI (Aún)

domingo, 5 de junio de 2011

EL OTRO LIBRO


...el otro tigre, el que no está en el verso.
-J.L.Borgues-

         El pasado 23 de Abril se celebró el día del libro. Y aquí en Madrid acaba la Feria del libro, 2011. Yo que he leído libros y leo libros para que todos puedan leer en mí como en un libro, puedo afirmar que la causa por la que no se leen libros en mi país es porque estos no se usan para vivir. Se usan para distraerse, para evadir la mente, para pasar un rato distraído. Luego el lector regresa a está realidad. A el día a día. Pues bien: mentira. El libro es la realidad que nos salva de esta falsa realidad ordinaria, soez, canalla. Los libros no se usan para vivir. O bien porque el uso que se les da forma parte de una ética dónde el saber siempre está remunerado. No se lee, se estudia. Se compran coches, porque se usan. Se compran casas porque se usan. Y chaquetas y camisas. Cuesta trabajo aprender cosas que sirven para enriquecer nuestros suspiros o los latidos del corazón. Creemos que sus enfermedades las curas el cardiólogo. Pero el uso que se puede hacer del libro no se sabe. En las escuelas, en las universidades esto no se enseña porque lo que la sociedad necesita es un hombre con pericia y solvente que dé soluciones efectivas a problemas que entroncan con la técnica y la mecánica, mucho más que con el pensamiento o el alma: es preferible conseguir una fría plaza de garaje antes que amar un libro, por tanto necesitamos arquitectos, no escritores. De hecho el Exmo. Ayuntamiento construye plazas de garaje para facilitar el aparcamiento de los coches. Jamás construirá libros para facilitar el fluir de los sueños, que es como realmente se cimienta el hombre (No me engañen, ya sé que hay bibliotecas).



         Ray Bradbury, en Fahrenheit 451, da una solución redonda al uso del libro: si como parece estos tienden a desaparecer (a pesar de que la industria editorial cada vez vende más libros, pero se lee menos) que cada hombre se aprenda uno de memoria, que a su vez enseñará a otro hombre, y este a otro, etc. Hay otros usos. La poesía es un arma cargada de futuro, escribió Gabriel Celaya, úsala contra el enemigo, añadió alguien. Sigue habiendo más usos. Hay gente incluso que compra libros para pasar un rato de distracción y olvidarse de los problemas cotidianos que a todos nos afectan; pero hay los menos (esos que son cuatro) que leen libros para constatar su locura y su catástrofe y comprobar que con ambas se puede vivir más y mejor; que leen para redondear la crisis personal y encontrar el cero que les prometió un poeta. Hay gente que lee libros para morir con otros, o para morir directamente, porque hay gente que usa el libro como un suicida, revólver en mano (¡Cae agua de revólveres lavados! –César Vallejo-) sus páginas de negro cañón meten balas de letras en su cerebro y ya será para siempre el hombre alejado, el hombre humano que todos desean olvidar porque con una sola palabra mataría tus ilusiones, o tu fe, tu caín.
         Más no idealicemos, no pasa nada si no se lee. Se es más torpe, se es menos comprensivo, menos tolerante, más dogmático, una especie de cafre, un redomado analfabeto institucionalizado con orden de ser zopenco, ¿y qué?. La necesidad decidirá en su momento que hacemos con ellos, y ellos decidirán qué hacen con nosotros, nosotros y ellos decidiremos qué queremos de nosotros.
¿Pero esos autores que escriben de nosotros de qué nosotros escriben?, ¿por qué no escribimos nosotros de nosotros mismos? Ha sido la burguesía quien ha hablado de nosotros siempre, autor por autor. Y si algún autor ha hablado en sus libros de nosotros yo diré que volverían a asesinar a Lorca, a todos los Lorca, no importa el número, y nosotros no moveríamos un dedo, por la sencilla razón de que no hemos aprendido a USAR a todos los Federicos del mundo para seguir viviendo.



         ¿Cómo podemos defender el uso del libro en un plano de bondad, si hoy el libro es un artículo que podemos obtener cuando vamos de compra a las grandes superficies, (nunca a las anchas alamedas) junto a las camisas, un tiesto de flores, o unos cuantos chorizos y morcillas porque se celebra la semana gastronómica de León o Extremadura?. Este “concepto” deformante, este interés por desnaturalizar el libro, esta osadía del desconocimiento, el desprecio hacia lo que ha sido tan estimado en otros tiempos, hoy forma parte del consumo esquizofrénico de esta sociedad que valora altamente el estrés, porque esa es su cultura y en ella los libros, lo que representan, lo que esconden, insinúan, le viene tan grande que presumir de ignorancia está bien visto. La solución de este analfabeto funcional es darle al libro y lo que representa, brillo de brillantina, lomos de estantería, y repujados de cristal, para que juegue con la cristalería. Y son mayoría. Lo serán siempre.
         Como homenaje al libro y al uso que he hecho de él a lo largo de mi vida valga un ejemplo: Prometeo robó el fuego para los hombres. Robó las semillas de fuego de la rueda del Sol y las trajo ocultas en un tallo de Férula. Se llama Férula a la planta Cañaheja, que en mi tierra la conocemos por el nombre de “cañimana”. Si bien Prometeo usó el tallo grueso y seco de la planta para esconder en su interior las semillas, los jovencitos usábamos las umbelas secas de 12 a 15 pedicelos o radios de sus flores muertas (que en plena floración son esferas amarillas semejantes al sol) para transportar los frutos de la zarzamora y que luego solíamos regalar a nuestras chicas preferidas. Aprendimos de Prometeo el misterio de la dádiva como fin que justificaba los posibles resultados conseguidos en la rueda de seducción: transportábamos los frutos y el fuego para ellas. Más tarde aprendí que el fuego tenía un nombre y se lo puse. Y di nombres nuevos a las cosas que ya lo tenían de otra manera. Con otro sonido distinto.Y la ciudad de arena sonreía.


Tomás Rivero, Móstoles Junio del año de 2011 y primavera, tiempo en el que los poetas deciden suicidarse porque su ciclo coincide con la eclosión de las crisálidas.

P.D. Espero que Loli llene su hostal de libros. Espero que
tome nota y use el libro de hoy en adelante para desaprender.