40514

Me llamó la atención que la página par llevara el número (digamos) 40514 y la impar, la siguiente, 999. La volví; el dorso estaba numerado con ocho cifras. Llevaba una pequeña ilustración, como es de uso en los diccionarios: un ancla dibujada a la pluma, como por la torpe mano de un niño.
Fue entonces que el desconocido me dijo:
-Mírela bien. Ya no la verá nunca más.
Me fijé en el lugar y cerré el volumen. Inmediatamente lo abrí. En vano busqué la figura del ancla, hoja tras hoja.

(El libro de arena. Jorge Luis Borges)

domingo, 4 de septiembre de 2011

DEPORTE DE MASAS, DESPACHOS Y BANDERAS

            Quiero manifestar aquí, en esta ciudad de arena que se construye y se destruye, se levanta para caer y triunfa para vivir en el fracaso, o fracasa para amoldarse al error, mi total desacuerdo y mi agriado ánimo, con respecto a la práctica del fútbol profesional como deporte de masas.



            Hace unos cuantos años, vi en “El País” (cuando “El Pais” no llevaba tilde) una viñeta de Forges, donde un futbolero lee en la prensa que han sido desalojados los vestuarios de varios estadios de fútbol ante llamadas anónimas que informaban de la colocación de libros. Ké vestias, concluía.
            Puedo asegurar, por evidente, que esos 22 hombres que pisotean la cancha son millonarios; así, lo que les mueve a jugar no es una filosofía ante la vida, ni siquiera una manera sana de vivir, dados los riesgos de la alta competición, el sobre esfuerzo al que los someten, no, es que jugando se gana mucho dinero. Correr detrás del balón, y empujarlo hasta la red significa gol a la hora de decidir cuál de los dos equipo gana la contienda. Mas llegar a hacer gol, su proceso, es la metáfora de lo que perseguimos en la vida, es el resultado de la jugada previa, el entramado del cual nos valemos para reducir al contrario con habilidad y fantasía, el regate. El engaño es una demostración de belleza plástica y juego de equipo, escondiendo el balón como prenda, pieza u objeto al que el otro no debe dar alcance. Las individualidades sistemáticas una falla del colectivo, y el gol una alegría como remate final de la jugada.


            El dinero viene a trastocar estas y otras cosas. Y como el dinero es valor, también es medida, y estos hombres miden su valor, su eficacia, y su técnica, resumiéndola en una sola palabra: dinero. Y lo que en momentos puntuales es de una gran belleza plástica, el noventa por ciento es una batalla encarnizada, cada día más, donde ganar el partido es la base fundamental de la razón. De toda la razón. Y de toda la fuerza con sus artimañas. La falta de deportividad es alarmante, las lesiones cada día más graves. E irrazonables suelen ser los hinchas que asisten a un campo de fútbol exigiendo a toda costa que su equipo gane, aunque para ello tengan que usar trampas, emboscadas, enredos, maquinaciones, métodos y vicios todos ellos antideportivos, de los que no son conscientes, (o sí) cegados por barriobajeras pasiones, que no por la belleza de la práctica deportiva.


            El jugador de fútbol en la alta competición, como colectivo trabajador, como hombre asalariado, (reciben un salario por vender su fuerza de trabajo, alto e importante salario, pero salario) es un hombre desclasado al cien por cien. Ningún colectivo está tan fuera de sus reivindicaciones como ellos, el dinero las cubre todas dados los altos porcentajes que reciben, su nula conciencia les aleja de la clase que más les apoya y les sigue: los obreros y los trabajadores. Su conciencia política, ellos que se mueven en ambientes “políticamente” influenciados por el dinero, suele ser plana; culturalmente son un ejemplo para la sociedad, que imita su “modelo” de vida. Nuestro “ideal” es el significado que ellos nos dan, que en el caso de Mouriño, (contratado por el Real Madrid para no hacer futbol, ante la magia del Barcelona) es patético hasta donde puede llegar con tal de seguir “disfrutando” del “juego” de su equipo. No tienen escrúpulos. La comprensión intelectual, razonada, sosegada, de las cosas no va con ellos, es baja, dándose un nivel de analfabetismo muy elevado: saben leer y escribir y pare usted de contar. Cuenta Valdano que él tuvo un entrenador que le prohibía leer en las concentraciones, porque para estar concentrado de cara a un partido de fútbol lo peor que puede hacer un hombre, es ponerse a leer un libro. Su simpleza política les encuadra efectivamente con la derecha, con la derecha y con la religión: todo el colectivo se persigna o se santigua al entrar en el campo, y también al abandonarlo, y al meter gol. Su fe consiste en seguir pidiendo favores, no les basta con el dinero que reciben, sino que egoístas se permiten el lujo de pedirle al Altísimo que les proteja de lesiones, que le de suerte, ganando él y su equipo el partido, tal es la confianza con la que tratan a su dios, que siempre es particular, como sinónimo de personal, es decir de propio: él es el dueño de una casa, una mujer bella, un cochazo y un dios. Cierran el circulo de sus supersticiones y su inmoralidad.



            Fichan cada año por el mejor postor. No tienen colores. Y se nacionalizan (El Estado no tiene problemas en darle la nacionalidad a los extranjeros ricos) para no ocupar plaza de extranjero, porque así pueden fichar en otros países. Van a por todas. No denuncian nada. Y nuestros hijos los coleccionan en cromos y los admiran.


Y  la ciudad de arena anota sus penas moviéndose en la noche. Busca en la oscuridad un sitio para deformarse, tomar cuerpo de piedra y resistir los vientos del hombre cobarde que la puebla. 

12 comentarios:

  1. ni de coña, ni de mucha coña yo hubiese sido capaz de escribir este artículo, por eso me gusta tanto leerte

    te ha quedado redondo

    para mi opinión y para que no te haya quedado redondísimo te ha sobrado esto...

    "que en el caso de Mouriño, (contratado por el Real Madrid para no hacer futbol, ante la magia del Barcelona)"

    pero para eso lo has escrito tú y por algo es un artículo de opinión

    un beso, poeta escayolista resistente a los vientos huracanados

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  2. Lo has clavado, Carmen. A mí tampoco me gusta ese comentario sobre Mouriño. Pero... ya está puesto.

    No creas que no me cuesta resistir, me cuesta. Esto de los blog es un mundo curioso. Como poco.
    Un beso.

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  3. Vaya, no comparto pero si admiro tu escritura. No olvides que el mundo sólo se mueve por dinero, no hay otra...

    Ahhh, de Mauriño mejor no digo nada...

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  4. Pluvisca, me has metido en una encrucijada, propia de disléxicos poetas como yo.
    No comparto, pero si admiro tu escritura, dices. Creo entender que no compartes mi opinión sobre el mundo del fútbol. ¿Es así? Si es así tendré que escribir mejor la próxima vez.

    Un beso.

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  5. Me expresé mal, si que comparto tu opinión del futbol, pero también creo que es necesario: ¿porqué? pues porque las masas sacan alli su hiel y asi no van rompiendo coches ni matando gente mientras estan chillando como posesos en el futbol...no se si me he expresado bien, pero vamos, que si comparto lo que dices, eso que quede claro.

    Besos guapo

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  6. Por eso yo prefiero el atletismo o los relevos.
    Derroche de competitividad individual, estrategia esfuerzo, sin objetos añadidos ni enfrentamientos sucios (el rival es el tiempo). El atletismo es un recorrido de espacio-tiempo llevado al limite muy mal pagado. El fútbol periodísticamente hablando sería un sucio programa de corazón rosa donde van a machacarse unos a otros sin importarle los medios que utilizan, sin fair-play y el atletismo un debate serio, coordinando cada uno su turno.
    Tengo un amigo que jugaba en el Recreativo de Huelva, se lesionó, se hizo fisioterapeuta y ahora es atleta de carreras populares. En el atletismo no le pagan las cifras que le pagaban en el Recre pero como él dice este deporte no le llena los bolsillos pero le llena el espíritu de competición, sobre todo contra él mismo.
    Una persona como tú no puede amar el fútbol de estribor, que es tal como está planteado hoy día, tendrías que pasarte al atetismo que es más de babor, jaja.

    Un beso.

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  7. Nunca fui a un campo de fútbol, Puvlisca. Precisamente para no presenciar ese espectáculo de posesos. Yo creo que refleja un poco lo que tú dices, pero lo que los dos, tú y yo, nos tememos de esta sociedad es que es una sociedad reprimida.
    Y no debiera.
    Un beso.

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  8. Lucía, no me gusta hacer deporte. Nada de nada. Y hablando de nada: hago natación tres veces por semana...y contra mi voluntad.
    Los rojos (unos seres que han desaparecido)eramos tan "puros" que considerábamos de derechas a todos los pijos de mierda que practicaban deporte. Con todo lo que había que hacer en este país, y ellos dando volteretas de saltimbanquis...

    Ni estribor ni babor, paso del deporte. Pero me gusta ver un partido en la tele. Hasta ahí llego.

    Un beso...competitiva.

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  9. Te equivocas Tomás, en el atletismo hay gente de no son pijos de mierda, obreros que proceden de babor que tras una jornada de duro curro, se dedican a correr por diversos motivos que no son el dinero. También hay alguna persona de élite que conozco que procede y sigue viviendo en barrios marginales, chungos. Te sonará raro, a pura utopía pero es así. Yo he corrido con ellos. Y merecen mi admiración porque ponen su grano de arena para influir positivamente a otros chicos de los bajos fondos.
    Pues ya ves, ya ves más que yo en la tele. En el atletismo, no tenemos ni esa suerte, ahora es el Mundial de atletismo en Corea del Sur y no lo retransmiten en televisión. Y es un Mundial. El deporte es una vergüenza.
    Por eso durante un tiempo me dediqué a fomentar el atletismo y su difusión trabajando desinteresadamente como periodista deportiva para varios periódicos locales de una tirada semanal que rondaba los 100.000 ejemplares.
    Ya me has tirado de la lengua.

    Un beso.

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  10. Lucía, fíjate que hablo en pasado. Y traduzco: el que hoy no tengamos, algunos, interés por la práctica del deporte se debe a aquellas opiniones subjetivas, y no tan subjetivas. Ya que era totalmente cierto que tan sólo hacía deporte una élite de pijos.
    Hoy no opino igual, evidentemente, sobre todo del tipo de gente que hace ese deporte, al que tú en concreto te refieres.

    Un beso, deslenguada.

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  11. Coincidencia cuasiperfecta con el artículo. Yo, amo y practico el deporte. Mi deporte es correr, sólo eso; ir un poco más rápido que caminando. Y mis héroes, si tuviera alguno,serían mis queridos africanos del valle de Item en Kenia, antes de que los ojeadores occidentales convirtieran aquello en una fábrica estandarizada de atletas.
    Mi héroe, si tuviera alguno, sería José, con el que me encuentro de vez en cuando trotando por caminos solitarios. José tiene 81 años y siemre sonríe aunque por dentro está deshecho.
    Mi héroe, si tuviera alguno, sería aquel que se enfrenta a sí mismo tan desnudo y real como un animal más.
    Un abazo y muy buena reflexión.

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  12. Sin duda, amigo Sterki tú actividad se llama deporte. Pero mi artículo habla del profesional, el que nunca se debe practica. So pena que se gane mucho dinero, entonces....creo que tampoco se debe practicar, que leches!!

    Un abrazo para ti y otro para tu amigo José.

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Navega si quieres en mi corazón solitario
porque lo dejo a tus abordajes de madrugada
a tus antojos copias y libelos,
garfios y desbroces,
y déjame ofrecerte en esta nada
un error similar al que siempre cometemos:
restos de unos ojos sin paisaje y sin botín,
trasparentes capturas donde anida la anguila
o navegando noctámbula del día y sus abismos
en la siesta de la noche permanente
donde espera la sed que apague las preguntas.