40514

Me llamó la atención que la página par llevara el número (digamos) 40514 y la impar, la siguiente, 999. La volví; el dorso estaba numerado con ocho cifras. Llevaba una pequeña ilustración, como es de uso en los diccionarios: un ancla dibujada a la pluma, como por la torpe mano de un niño.
Fue entonces que el desconocido me dijo:
-Mírela bien. Ya no la verá nunca más.
Me fijé en el lugar y cerré el volumen. Inmediatamente lo abrí. En vano busqué la figura del ancla, hoja tras hoja.

(El libro de arena. Jorge Luis Borges)

domingo, 6 de febrero de 2011

Sueños


En la ciudad de arena, hoy florecen las mimosas. Dentro de una semana, los almendros. Florecen. A veces parece que las cosas (¿las cosas y las flores, no son lo mismo?) florecen para que nuestros sueños tengan flores. ¿Qué tendrán nuestros sueños que necesitan flores para florecer?

Que cosa tendrá una mimosa que florece. ¿Tendrá rabia, tendrá un cabreo de la ostia, y por eso echa flores? No. No hombre no, si una flor florece siempre será por causas nobles. Nos mentimos para darnos pena, lo hacemos porque la belleza impone sus condiciones subjetivas: el motivo por el que un árbol da flores bellas, es por que su causa, su razón de ser, es igual de bello que su  resultado: sus flores. Una mierda. El abono. Es el abono lo que permite a las flores, florecer. El trabajo sucio. Sucio. Y cavar. Hay que abonar y cavar. Sudor. Se ama más cuando mejor se suda: orgasmos y líquidos: cavar y sudar: semillas y semen. Flujos. Surcos como vaginas húmedas. Plantemos. Se introduce el vástago. Demos nombre a lo que queremos dejar aquí. Tras de nosotros. Flores de arena.

Siempre dije que, como poeta, quería una plaza para tener estatua. No el nombre de una calle, no. Una plaza. Dicen los sociólogos que una plaza invoca al hombre a la reunión. Las calles siempre están de paso, las plazas tienden naturalmente a la concentración.
Adiós plaza. Adiós Egipto: las ganas de soñar de los soñadores te utilizan de tótem para sus extravíos. Qué sabrán ellos de revueltas. Sueños y revueltas se mezclan y se contradicen. Elige: o tienes sueños o tienes “revueltas”. Puedes tener una tercera vía, la que reúne las dos cosas: Revolución. Puedes tener revolución. O abono.
Adiós pirámides. Faraones. Adiós tontos.
Ya tenemos calma dijeron algunos. Los ciudadanos sacan dinero de los bancos. Algunos.

En 1968 después del mayo francés, el PCF en su periódico L’Humanité publicó en primera página: Ya tenemos calma y gasolina para el fin de semana.
Si escarbabas, o escarbas, detrás de ese titular, se puede leer: “Joder, lo hemos pasado fatal. Casi nos tocan las pelotas la extrema izquierda, con su sueños”.
Adiós PCF. Adiós Egipto. Adiós, a los que creen que esto tendría o tendrá un final fácil y feliz. ILUSOS.
No es igual Egipto, comparado con el Mayo-francés-68- ¿No es igual? Tal vez un día descubramos que todo era y fue igual. Y nos pongamos tristes. Que el libro de arena tan solo tenía una página. Una lectura.
La vida, la muerte. Las mimosas, floreciendo.
El sueño fue patrimonio de los utópicos. Desaparecida la utopía en un mar de arena, lo sueños se mueven nebulosos de blog en blog, de oca a oca y tiro porque me toca: si tú me comentas, yo te comento. Pero que sepas que en mi blog dejas de estar solo.

Atomizados los corazones (para poder transplantarlos se les echa un suero frío que los paraliza) ¿qué necesitan para latir? ¿un comentario en el blog?
Tanto sueño y tan poca plaza. No es normal.
¿Qué quiere decir la palabra "normal"? Tal vez desigual.
La ciudad de arena florece. Yo pongo las flores, allí donde menos se necesitan. Una vez pusimos hasta claveles en los cañones de las armas automáticas.