40514

Me llamó la atención que la página par llevara el número (digamos) 40514 y la impar, la siguiente, 999. La volví; el dorso estaba numerado con ocho cifras. Llevaba una pequeña ilustración, como es de uso en los diccionarios: un ancla dibujada a la pluma, como por la torpe mano de un niño.
Fue entonces que el desconocido me dijo:
-Mírela bien. Ya no la verá nunca más.
Me fijé en el lugar y cerré el volumen. Inmediatamente lo abrí. En vano busqué la figura del ancla, hoja tras hoja.

(El libro de arena. Jorge Luis Borges)

domingo, 24 de abril de 2011

Ayuntamientos


          Este año 2011, es año de elecciones municipales. Y el poeta, para reconocerse en ese estado tan personal de tomar una decisión tan importante como zanjar un voto, escribió sobre el papel: Henos aquí de nuevo / malhumorados y tristes / con los cojones en ristre / arrastrados por el suelo. Y la ciudad de arena sonrió. Y Vinatea* dijo:”Ese cuarteto de soneto no es redondo”. Será estrambote, porque “entréme donde no supe, / y quedéme no sabiendo,” dije citando a San Juan de la Cruz. Y la tarde crepuscular se cubrió de un cielo tinto, ocultando de nubes la luna llena que con su luz láctea había hecho maldecir a Paco: “Me cago en los selenitas” Y seguí leyendo en la ceniza de cientos de colillas apagadas, lo que señalaba la deriva de un lapsus electoral de cuatro años, que acaba y otro que comienza.
Alcaldes y concejales se empujan para ocupar un puesto en la lista que se corre (perdón) arriba o abajo, puesto que sube o baja según el mangoneo oportuno, y que algún optimista puede llamar (con buena intención) influencia política.


Recuerdo que en el año 2006, según un juez (uno cualquiera) los alcaldes y concejales de este país no tenían derecho al paro, porque (creo que está bien razonado) no se sabe para qué empresa trabajan. No sé cómo quedó aquella sentencia, pero tenía su lógica. Cómo va a vivir un alcalde con la dualidad de: (todo seguido sin comas) yo me mando a mí mismo pero no obedezco porque no me da la gana me subo el sueldo y ahora si quiero me despido. Pues no. Lo suyo es que todos los ciudadanos nos diéramos de alta en Autónomos y así los ayuntamientos serían nuestras empresas y alcaldes y concejales nuestros empleados. De esta manera tendrían derecho al paro, en caso de que un día decidiéramos mandarlos a tomar por saco. No ganaríamos para indemnizaciones.
Siempre he defendido que el consistorio, a parte de un consistorio, (lugar de reunión) es una empresa que gestiona y da servicios a los ciudadanos. Pero con el correr de la transición (¿ha terminado?) la idea de privatizar se fue instalando en los gestores de la democracia, y en los ayuntamientos ahora hay un emporio empresarial. Lo justo sería elegir Director General, y olvidarnos de la palabra alcalde, añeja y manida. Se llamaría pues, lugar de empresas: Imperiúm Pres, por ejemplo. Privatiza que algo queda. Y por extensión los trabajadores municipales podían ser melancólicos funcionarios creados para traspapelar cartapacios y legajos. Incluso es posible que una somera investigación en esos mamotretos de papel, si se investiga o se meten las narices, algunos municipios no existan y las elecciones municipales sean un complot contra la ciudadanía. Por eso el dinero que cobran alcaldes y concejales es virtual: no se lo paga nadie físico, de ahí que el vulgo diga que se lo llevan “muerto”, que es sinónimo de dejar de ser, de no estar. De todo este cavilar se deriva que las ciudades dormitorios sean un sueño. Todo es aparente. Funámbulo y Prestidigitador (equilibristas y magos) asesinaron anoche al Bufón de la Corte. Siguiendo en este desvarío todos sabíamos que la burbuja era inmobiliaria, y que cuando estallase, todo se llenaría de confeti, bajo un sobrecogedor silencio de cuerpos abatidos.

          Y luego ese otro silencio. El del alma. El excelso silencio general del pueblo:
Mil trabajadores mueren cada año en accidente laboral en nuestro país, en vuestro país, en su país.
De los 5.700 muertos iraquíes durante 2005, 4000 fueron civiles. De los 2300 primeros soldados muertos de EE.UU. cuando el comienzo del conflicto, un alto porcentaje estaba compuesto por hispanos, negros y pobres. Lo que viene a demostrar que las guerras las hacen los militares (el estado capitalista hoy) contra el pueblo, valiéndose de su pobreza y su incultura.
En otra guerra sin duda, durante 2005, fallecieron en España en accidente de tráfico (qué accidente, qué tráfico) 3330 personas. Seguramente esas personas muertas, eran en su mayoría trabajadores, que también son personas. Y también en 2005 la venta de coches alcanzó 1.529.000 unidades. En Alemania quieren construir terrazas con ascensor para que cada ciudadano, que también son personas, se los puedan subir hasta sus casas. Y avanzados estudios genéticos, al servicio de las factorías del motor, claro, están intentando que los niños-as nazcan con un coche bajo el brazo, no como antes, cuando éramos pobres que nacían con un pan.


          En la construcción los muertos este año 2005 sumaron 308 (los muertos siempre suman). Media hora antes de morir se les preguntó a estos 308 por sus condiciones de trabajo, y todos respondieron: “Qué quieres, no tenemos otra cosa, o lo tomas o lo dejas”. Lo dejaron. Los sindicatos obreros se rasgaron las vestiduras, pero más tarde los pudieron ver comprando ropa de marca en “El Corte Inglés”. Y les subió la autoestima.
He tomado los datos del año 2005, ahora tan sólo hay que ir añadiendo a los años siguientes los datos negativos que precise el porcentaje preciso que justifique la crisis de 2006, 2007, 2008, 2009, …

          Y por si esto fuera poco el emperador Nerón, después de quemar Roma, mandó a los albañiles a que le construyeran una residencia de 2,5 kilómetros cuadrados y 300 habitaciones, y la llamó Domus Aurea. Cuando se trasladó con los muebles al palacio exclamó: “¡Por fin podré vivir como un ser humano!”. Al fin y al cabo, principio y final de todo sobre todo, los emperadores se consideran seres humanos, que también son personas. Es curiosa esa necesidad de la sangre. Se trasciende para fastidiar al próximo. Viva el blues, constantes vitales atomizadas por el pulso tembloroso de la ciudad de arena, palpitando como un corazón desangelado: el compás. Lo demás es trama. Miedo. Y militares.
          Y Vinatea escanció poemas de fuego a la noche de San Juan, para conjurar a la luna llena.


* Vinatea. Seudónimo de Francisco Fernández Martí. Escritor y poeta. Bibliotecario en la Biblioteca Municipal de Móstoles.

domingo, 10 de abril de 2011

Ramilletes


    Dice Evo Morales que la corbata es el símbolo de la clase dominante. Y es cierto. Las veces que usé esta prenda sentí que dominaba la situación. Y me sentí inseguro.


        Y ella pone un anuncio en EP3 (El País. 16.9.05):“Busco arqueólogo para descifrar una medalla con 49 números sobre la ubicación de Venus. Pieza única".
No leí nada más bello.

        Un 10% de los españoles no sabe lo que es Internet. Yo soy uno. Si me preguntan no se explicarlo.


      ¡Ah, al principio, muy al principio, ese en el que dios decidió democráticamente (estaba sólo) llenar de agua todos los hoyos que le habían quedado de su chapucera tierra, (mares) si quería que fuera redonda y no una paparrucha, en ese principio, mucho antes de que existieran los alcaldes y los concejales, y la orgánica democracia burguesa (técnica para llenarse los bolsillos los ricos con el visto bueno de los pobres) pues eso, que mucho antes de todo lo anterior, según la ciencia, nuestra cabeza actual sólo era una boca con un grupo de células nerviosas que nos daba aspecto de transparente gusano chupón o sanguijuela, y que más tarde darían paso a toda esta cabezonería, que comunica lengua con estómagos agradecidos. Conclusión: si el hombre no comiera, (parásito) no existiría Obama. Ni Cristóbal Colón. Ni la orgánica democracia burguesa. Ni alcaldes, ni concejales. Y seriamos una anémona eterna y joven nadando entre dos aguas, como una mariposa acuática. Sin tener que agradecer nada a nadie. Pero hubo un fallo, y a aquella célula le salieron dientes.


      El córtex. El límbico. El cerebro de reptil. Tres cerebros. La inteligencia reside en el córtex. Las emociones primarias, como el fanatismo, las creencias, en el segundo. Los instintos básicos: sexo, hambre, sed, en el tercero. Comienza a desarrollarse uno nuevo, el cuarto está en la frente. Este es la causa del aumento de cesáreas. Cuando no podamos salir, nuestra inteligencia estará conectada por el cordón umbilical con nuestra madre y ya viviremos por fin en el útero eternamente, que es lo que siempre perseguimos cada vez que follamos. No tendremos hermanos. Ni hermanas.


      Escuché en la radio esta palabra a un comentarista deportivo: Candidatable. Decía que era ese que quiere presentarse a las elecciones. Pero con pocas posibilidades. Con ese nombre , no me extraña. A mí cuando escucho estos palabros el córtex me da un respingo y busca un clavo ardiendo para salvarme del ruido. En esta ocasión el cortéx me sopló una palabra limpia: Marmara. Mar de Marmara.


 

      Las distancias no deberían recorrerse con tanta facilidad, con tanta impunidad. Hay algo sagrado (¿qué misterio?) que se viola cuando las distancias se acercan tanto y en tan poco tiempo. Suelo terminar con dolor de cabeza, producto de un vértigo un tanto indolente ante la distancia: 800 kilómetros en tres horas. ¿Y el resto del paisaje, dónde quedó? Pasamos sobre él como si no existiera. ¿Dónde su importancia?


      Lo único que no he tenido que estudiar, que aprender, es la ignorancia. Ella me rodea con naturalidad, es mi más fiel compañía. En mi caso, en este caso, la literatura tiene un problema: se enfrenta a un ignorante. Y nunca le tuve miedo. Ella lo sabe. Y va dejando disimuladamente un reguero de letras. Yo cojo algunas. Pero existen pájaros. De tal forma, cuando no puedo completar una palabra, coloco un pájaro. Él sabrá la letra que se comió. Así la palabra que invento nace con posibilidades de volar en una lengua extraña.


      El orín de los perros, las afueras de Viznar. El 19 de Agosto del 36, al amanecer. Mi propio destino, otro amanecer del día 19 de Enero, tan sólo quince años más tarde. Pobre Luis Rosales. Pobre Trescastro de Medina. Pobre Federico. Pobre España. Pobres los españoles. Qué triste murió Cernuda.


      Cuando una mujer (joven) se acuesta contigo es que le importas un carajo. Esa es la conclusión que saco de esta respuesta. A la pregunta:”SUELES TENER SEXO EN LA PRIMERA CITA”, Adriana Cereijo de 18 años, estudiante de Bellas Artes de Madrid, responde:” Depende de la persona, aunque si empiezas a hacer sexo en la primera cita se puede convertir sólo en eso. Si el otro me importa de verdad, no lo hago, creo que así resulta más bonito” -EP3 (El País) 18.8.06.
Esta joven se parece a mis padres. Los hijos siempre recuperan la figura de los abuelos como imitable. Si esta joven es mi hija, mis nietos serán cojonudos.


      Y en la ciudad de arena, a veces el mar se nos acerca. Como esponjas eléctricas va cayendo la nieve. Y vienen barcos desde lejanos tsunamis, rotas las amarras. Arañando escápulas maderas, la mano del viejo buscó entre cuaderna y cuaderna. El ojo del viejo coincidió con el ojo del barco, y este naufragó cerca del cero, justo cuando el anciano conseguía extraer una astilla de madera, para tapar una muela pocha. La ciudad llora.    

lunes, 4 de abril de 2011

viento sur


. "Queremos que la Ley de Amnistía deje de ser una ley de punto final".

Seis antiguos presos de LCR-ETA VI se reúnen en la cárcel de Segovia y piden que se juzgue a los represores franquistas

VS 0 | | sección: web | 27/03/2011

Charo Nogueira (Reportaje) Y Aurelio Martín (Video). El País



"¡Recuento!". Los hombres dan un respingo al escuchar el grito. "Uf, el corazón me ha dado un vuelco", exclama uno. Es una broma que sobresalta a todos. Son seis y andan entre los cincuenta y muchos y los sesenta y tantos años. De un plumazo, se han quitado 33 de encima, los que llevan en libertad tras haber penado por ella.
-¿Ustedes quiénes son?
-Somos ex presos.
-No. Somos presos, porque no nos han borrado los antecedentes, ni han anulado nuestros procesos.
Estamos en la antigua cárcel de Segovia, de la que dos de los visitantes de hoy lograron huir en 1976, en una fuga rocambolesca -luego película de la mano de Imanol Uribe-. El viernes volvieron a reunirse con su pasado y con su ánimo combativo. Es la primera vez que se juntan los seis tras estos barrotes que desde hace años sirven de plató de cine. Se proponen recuperar la memoria histórica más reciente, la que va desde el fin de la posguerra a la amnistía de octubre de 1977 que les devolvió la libertad. Son Sabin Arana, Josu Ibargutxi, Enrique Guesalaga, Xabier Armendariz, Miguel Gómez y José María, Chato, Galante. Cuatro vascos, un zamorano y un madrileño. Dieron con sus huesos en esta prisión cuando militaban en ETA VI Asamblea -los cuatro primeros- y en la trotskista Liga Comunista Revolucionaria, organizaciones que acabarían fusionadas. Los periodistas de EL PAÍS los encuentran cuando recorren con la concejal de Cultura, Clara Luquero, la vieja cárcel especializada en presos políticos y que debuta en dos pabellones externos como centro cultural.
"Te da un poco de taquicardia volver. Son muchos años", dice Arana. "Esto era una comuna", describe Galante. En este frío penal convivían 86 presos políticos y 10 o 12 comunes. "Había de todo, de ETA, del PCE. Hasta del FRAP...". Los hombres canosos hablan bajo el lucernario del que parten las cuatro galerías. En tres de ellas se alinean dos pisos de celdas vacías y polvorientas. Los visitantes son un libro vivo de la historia reciente que se resiste a pasar a los manuales. Y la relatan con avidez, con rápidos disparos a un pasado que no debe olvidarse. "Hicimos varias huelgas de hambre, una de ellas contra los fusilamientos de 1975. Franco vivía todavía". "¡Y dos intentos de fuga!". Lo dicen con orgullo y pasan a la acción rumbo a la planta baja.
Ibargutxi y Guesalaga hacen de cicerones. Son dos de los 29 presos políticos -de la V y la VI Asamblea de ETA, del Movimiento Ibérico de Liberación, y del Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico; sumaban más de 1.500 años de condena- que lograron fugarse de esta cárcel el 5 de abril de 1976. Se dirigen hacia las duchas donde los presos construyeron el túnel para el primer intento de huida. "Quitamos nueve azulejos, los colocamos en una placa y empezamos a excavar poco a poco un túnel hacia el alcantarillado. Cada día volvíamos a pegar los azulejos con crema de dientes. Íbamos a fugarnos 54", explican. Un chivatazo abortó esta evasión cuando todo estaba a punto, en agosto de 1975. Y volvieron a empezar. Esta vez, en un hueco condenado de los aseos del patio y con el mismo sistema de los azulejos. "Ya teníamos conocimiento de la red de alcantarillado, por la primera vez", puntualiza Guesalaga. "Salimos 29. Atravesamos Segovia por las alcantarillas, al menos un kilómetro arrastrándonos hasta llegar al colector grande. Nos recogió una furgoneta y luego viajamos escondidos en un camión de madera", relata Ibargutxi. Llegaron hasta la zona de Roncesvalles (Navarra). Debían cruzar a pie a Francia, pero la niebla se alió contra ellos. Solo cuatro lograron pasar la frontera tras ocultarse varios días en un chalé. El resto cayó en el cerco de la Guardia Civil. Uno de ellos, Oriol Solé, murió en el tiroteo. "¿Te acuerdas?". Y sí, todos se acuerdan de Solé mientras se hace el silencio.
Luego vuelve el ánimo combativo. "Esta tarde constituimos una asociación de presos de la dictadura, que se llamará La Comuna, para dar testimonio de lo que pasó. Queremos que se anulen todas las sentencias del Tribunal de Orden Público y las militares", explica Galante tras abandonar el sitio del túnel ya invisible. "Queremos tener derecho a pedir una reparación, aunque quizá no lo ejerzamos, y que la Ley de Amnistía deje de ser una ley de punto final para que se pueda juzgar al aparato represivo y judicial franquista. Los crímenes contra la humanidad no prescriben", añade con énfasis.
Rumbo a la salida, alguien cierra con cerrojazo la gruesa puerta de una celda. Otro sobresalto. "Eso es chapar. No hay otro ruido igual". Con el sonido vuelven los recuerdos: las galerías son "más pequeñas" que en la memoria. "He procurado barrer los archivos para vivir más tranquilo. Y ha funcionado", confiesa Guesalaga. "Mis nietos se quejan. Me dicen 'ya estamos con la chapa de la puta cárcel", añade. El túnel de la huida se ha convertido en el túnel del tiempo. Y en la vieja cárcel se acaban de rodar escenas de Torrente 4.







http://www.elpais.com/articulo/espana/Ex/presos/tiempo/tunel/elpepuesp/20110327elpepinac_9/Tes

domingo, 3 de abril de 2011

Abril


14 de Abril. Han pasado 80 años de aquella experiencia tan hermosa para la gente trabajadora y humilde...y pobre de solemnidad. Ello, a pesar de que La República siempre fue un gobierno en manos de la burguesía. Ochenta años. Es un tiempo importante para mirarse. Para ver qué teníamos y no tenemos. Pero la memoria flaquea. La foto se muestra siempre con la pátina suficiente como para no ver con claridad. La niebla del pasado.
Manuel Fernández Bernáldez, mi abuelo materno, aquel 14 de abril de 1931, proclamación de la II República, vistió a mi madre, que acababa de cumplir seis años el día 8 de marzo, de República, o de republicana, y la paseó por el pueblo. Iba mi madre con la bandera republicana cruzándole el pecho, con su gorro frigio incluido, y con un cartel colgado que decía: “Ay! de quien toque a la niña bonita”. Como nunca se perdona y la gente sólo tiene buena memoria para aquellas cosas que le trastocan la rutina de la vida, apuntaron en sus cabezas el nombre de mi abuelo. Y años después casi le cuesta la vida. Los traidores. Los que ganaron. Los que nos siguen ganando, a pesar de una transición modélica, que empezamos 36 años después. Modélica. Algunos avisamos, lo escribimos en las paredes: “Depuración de los cuerpos fascistas del estado”. Otros se reían. Modélica. Los jueces. Modélicos. Los comunistas del PCE modélicos (ojo, había otros comunistas) dijeron: Reconciliación Nacional, y taparon los agujeros, las goteras del sistema, con papel mojado. La memoria, la foto recibió una mano de barniz. Se tapó la vida de los perdedores. Ochenta años.


Ochenta años. Y las personas mayores parece que han desaparecido socialmente, debido a esta estupidez social de primar lo joven, como sinónimo de fuerza y trabajo. Las personas mayores no están, son un tú. Y La memoria se va perdiendo. Ya casi nadie recuerda. Nombra. Señala. Dice lo que pasó. Mas yo, que vengo de otro tiempo, los echo de menos.
Echo de menos a mi abuelo materno. Aquel tipo delgado y alto un poco desgarbado. Me acuerdo mucho de él. Cuando empecé a ser adulto, dispuesto al argumento, se murió. Me hablaron de él. Siempre fue un tipo importante, decisivo.

Recordando, me viene a la cabeza la palabra revolución: “Primero ganamos la guerra y luego hacemos la revolución”. Y así nos fue. Y la palabra revolución me lleva a recordar la respuesta que una compañera de trabajo me dio hace tiempo, ante la evocación nostalgiosa que hice a la revolución como alternativa a todos nuestros males: “Tomás, eso de la revolución es muy cansado, hay que estar todo el día haciendo muchas cosas para conseguirla”. Primero me ofendí, pero más tarde, dando reposo al poso (pareado hermoso) revolucionario y a la palabra “cansado”, comprendí sin entenderlo, el mostrenco sentido de sus palabras, abriéndose ante mí la posibilidad de que la compañera podía tener razón. Así que a continuación me permití el lujo de regocijarme en su repuesta imaginando el ocio permanente de un futuro revolucionario. Lo revolucionario estaría, no en la revolución como tal, sino en la felicidad (subjetiva o no) conseguida en nombre de ella. El asueto es el que daría calidad de revolución a la revuelta.

Y sigo recordando. En esta ocasión una foto ideal de mis mayores. Siempre es esa foto imposible de conseguir. Cómo deben de ser los sueños. La foto ideal que siempre he perseguido, desde un punto de vista de histórica trascendencia, es la de mis ocho bisabuelos-as (4+4) y mis cuatro abuelos-as (2+2). Buena banda. Todos terminaremos encerrados: cárceles, hospitales, residencias, cuarteles, oficinas, museos, cementerios. Nuesros mayores.

Y en la ciudad de arena, el poeta volvió a sufrir dislexias: “dijeron a las urnas, y él entendió a las armas”. Ángel González. Y me inventé un asesino al que llamé Franco. El desequilibrio de las arenas. La ignorancia siendo ignorada.