40514

Me llamó la atención que la página par llevara el número (digamos) 40514 y la impar, la siguiente, 999. La volví; el dorso estaba numerado con ocho cifras. Llevaba una pequeña ilustración, como es de uso en los diccionarios: un ancla dibujada a la pluma, como por la torpe mano de un niño.
Fue entonces que el desconocido me dijo:
-Mírela bien. Ya no la verá nunca más.
Me fijé en el lugar y cerré el volumen. Inmediatamente lo abrí. En vano busqué la figura del ancla, hoja tras hoja.

(El libro de arena. Jorge Luis Borges)

domingo, 27 de marzo de 2011

CASTAS


             Hasta hace relativamente poco pensaba que por escribir estas líneas yo era un político. Que por haber luchado un poco contra la dictadura franquista, era un político. Y que por otros cuantos etcéteras que van conformando una biografía de más o menos compromisos heroicos, yo era un político. Pues no. Al principio los defendía. Me parecía que aquellos que criticaban al político, eran unos reaccionarios, ya que negando su función, negaban nuestra conciencia de clase, nuestro deseo de implicarnos en la vida política para transformar la fea realidad por utópicos paraísos, que se encontraban al otro lado de los sueños. Pero no.

En el devenir, el político comenzó a levantar suspicacias y en la actualidad es sospechoso de casi todos los desmanes que rodean nuestra cotidianeidad. En un futuro cercano espero que sean perseguidos. Empecé a sospechar el día que un político de izquierdas se llamó a sí mismo político: “...Porque nosotros los políticos”, dijo el susodicho, metiendo a todos en el mismo saco. Ahora comprendo que estaba defendiendo intereses de casta. Casta que nace del ya largo camino recorrido por la burocracia (dirigentes obreros les llamábamos, ¿os acordáis?) y que lo único que "aporta" de nuevo es que prolonga y consolida intereses, o mejor: los legaliza. Ese paso en su “legalización”, en su reconocimiento público, les otorga el nombre, se bautizan, nombrándose a sí mismo, como políticos.
  Los políticos de derechas y de izquierda tienen en común la profesionalidad de la política. Forman una casta y la casta se ha hecho interclasista, es decir, derecha e izquierda tienen en común que son políticos. De esa mezcla incolora han nacido unos sentimientos sin fuerza. La pasión se ha convertido en efectividad. La entrega en negocio. El político en su soledad entiende la gestión de tal (a su) manera que no puede contar con nosotros para gestionar, ya que si lo hiciera se encontraría que no contamos con él para gestionar a nuestra manera.

Los políticos de “derechas”, además, parece que quieren recuperar ese espíritu de orgullo y honradez, perdido por los políticos de “izquierda” recurriendo al populismo: ese largo vocear campechano que encierra “el arte de adivinar” lo que el pueblo “llano” quiere oír, lejos de cualquier reflexión, que no es otra cosa que, en una de sus magnificas viñetas, El Roto llama pedalear sin piernas, a pesar de tenerlas amputadas: el demagogo.



  Es así como los políticos llevan a la máxima expresión la “clara voluntad” del pueblo, mediatizada esta por la falta de información y por su nula participación en los problemas de la polis. Además la derecha sabe que cuando gana unas elecciones es porque los pobres les dejan ganarlas. Porque ese día electoral tienen cosas más importantes que hacer. Y la izquierda, ahora que ya saben lo que es un maletín cargado de millones, ahora que ya puede codearse, integrado en el poder, tratarlo de tú a tú, procura mostrar que los honrados, como no podía ser de otra manera, siempre fueron ellos. Porque no es igual robar sin permiso de los pobres, que robar con la aquiescencia de estos, manifestada a través de las urnas. Pero las urnas tan sólo dicen lo que quieren decir (o no) aquellos que se abstienen. Abstención es el grito de la oposición.
La palabra urna debería llevar hache como icono mudo de este silencio, o como también es afónico el lenguaje de los políticos, que es un lenguaje de muerte: incongruente, interesado, ruin, trágico, amenazante, avieso, infame, huero, aséptico, lamido, al fin y al cabo burgués. Como su democracia.

  ¿Qué vamos a hacer con los políticos? Pobrecillos. Ahora que surgen trabajadores “nuevos” que inventan conceptos estúpidos para denunciar situaciones viejas: los “mileuros” que no pueden levantar cabeza; los “working poor” que suelen trabajar por debajo de los mileuros, y no comprenden (¿?) cómo pueden seguir pobres trabajando tanto. Respuestas nuevas dicen ellos, para situaciones de siempre digo yo. Y asumimos las contradicciones de los políticos como una prolongación de nuestras incapacidades. La democracia burguesa les amamanta. La democracia obrera se disolvió (que viene el lobo, gritó el pce, mientras el psoe se partía de risa) en aquellos ayuntamientos, ocupados por concejales arrancados del sindicalismo. Políticos que tergiversan, se mezclan, van pareciéndose al enemigo que combatieron más y más. Y de ese mestizase interclasista, no nace un ser nuevo, de eso nacen ellos que con los calcetines del revés y los pies en el suelo, un aciago día abandonaron precipitadamente, la nube que dulcemente habitaban, plenos de acné juvenil y los ojos iluminados. 
Y se sentaron a la mesa del rico para comer y hacer ruido. Música obrera. El burdo tam-tam. La percusión de los estómagos agradecidos.


Mientras en la periferia, en la ciudad de arena, a la luna llena, con voz de lobo, una banda disfrazada de obreros interpretan raigtime.

domingo, 20 de marzo de 2011

Primavera


A las 12 y 21 minutos empieza la primavera este año de 2011. Es una hora capicúa de esas que se leen de izquierda a derecha y de atrás a izquierda o cabeza y cola, que es lo mismo. A esa hora, como en una conspiración perfectamente urdida, las cosas y los enseres, las personas y la sangre, el viento y el mar, las calles y los ruidos, todo, se pone en movimiento. Crujen las cuadernas. Los libros. Las ingles. Todo se tensa. Empiezan los engranajes a demostrar que su aceite es virgen y de esa savia nace una vez más, el intento de demostrar que la revolución es posible sin disparar un solo tiro, como debe de ser.
Empieza la primavera de noche. Un poco después de la media noche. Cuando nadie la ve, ella sale a lucir un color de oscuridad que espero nos llene de luz.



Esta primavera se la voy a dedicar a esta foto con estos dos señores que siempre me pareció una foto hermosa dónde los protagonistas son los hombres más felices de la tierra. No hay más que verlos. Sobre todo a Saramago, que en estos días se cumplen nueve meses de su muerte. Esos nueve meses que representan la vida de un embarazo. El nacimiento por tanto de un nuevo ser. Así que su gente decidió abrir las puertas de su casa en Lanzarote.

Yo pasé el día lejos de Lanzarote. En la ciudad de arena, entre historias de novelas y cuentos. De verdades y de mentiras. Algún poema. Un intento de soneto. Me moví por la ciudad de arena. Segué un césped que no era mío, en un jardín que no lo era. Podé un jazmín. Corté flores de mimosa.

Y leí un suplemento de prensa. “El Domingo” de “El País”. Prensa obrera. No es prensa obrera. Esa manera apabullante de informar es el ejemplo de que no es prensa obrera. Nos apabullan con noticias para que entre todas no sepamos cual es la que nos hace daño. Nos sirve. Nos hace mejores. Al menos no debe ser nuestra manera de informar. Esa manera es la mejor manera para no informar. La información, la cantidad de datos que aporta a través de los distintos artículos, requiere una investigación tal, por parte de los que accedemos a ella, para saber si todo eso que nos dicen es cierto, que tardaríamos años en sacar a la luz la verdad de lo que en él se dice. Esa frivolidad de la información, para demostrarnos que así no se informa. Que así la verdad queda relegada a un plano de mentira. De que la distancia entre mentira y verdad es excesivamente corta. Se mezcla, se confunde. Es lo que quieren a la hora de informar: que no sepamos. Y además que sepamos de ellos. No de nosotros.

Y para poder hacer una buena digestión, tras un postre dúctil, elegí un mago. Y mientras pelaba la fruta de color naranja, he llegado a la conclusión de que nos gobiernan las mafias. Varias veces intenté plantar la semilla del mango, esa especie de galleta ovalada, y nunca llegó a echar hojas. Creo que la falta de arraigo debe de estar en la pegatina con código de barras que venía pegada a la piel del mango. Creo. Las mafias.


La ciudad decide abrazar la primavera que viene con luna llena.


domingo, 13 de marzo de 2011

Borges

El mundo es verde visto desde Venus. La cajera del supermercado confunde alcachofas con chirimoyas. No ve la diferencia. El mundo es perfecto. Todas las noches tiembla la tierra. Todos los días. Las hecatombes son el pan nuestro de cada día y de cada noche. Los afectados del planeta tienen en común el pan. Todos en el planeta comemos una variedad más o menos parecida de harina y agua. Harina de maíz. El trigo. Mijo. Cereales. Los trajeron los marcianos.
Una vez tuvimos marcianos pero se fueron. Nos dejaron solos y desde entonces lloramos, a pesar de los poetas. A pesar de algún filósofo. A pesar de la nieve. A pesar de que nos dejaron el mar para que nos miráramos. A pesar de que nos dejaron el corazón para que nos diera el nombre de a quién amar. El mundo es verde visto desde cualquier parte de la galaxia. La ciudad de arena es pura tierra movediza. Y mientras el mar siembra de chatarras la vida de los hombres, como en un quédate con lo que es tuyo, en esta semana del tsunami, intentando protegerme de la vida, cuando esta se enfada, me compré la poesía completa de Borges. Este año de 2011 se cumplen (Junio de 1986) 25 años de su muerte. Les dejo con esta foto de María Kodama. Y con este poema de Borges dedicado a ella.






















La Luna
                                       A María Kodama

Hay tanta soledad en ese oro.
La luna de las noches no es la luna
que vio el primer Adán. Los largos siglos
de la vigilia humana la han colmado
de antiguo llanto. Mírala. Es tu espejo.

domingo, 6 de marzo de 2011

Metafísica información

     Mujer y hombre. Sí pero no. Pero la pregunta es, ¿me viene grande o pequeño. Me sobra o me falta. Me vacía o me llena?. La verdad no lo sé. Puede que esté satisfecha, pero también descontento o decepcionada. Sí pero no. Hay una insuficiencia en todo. Un todo no completo. Casi todo es universo pero a la vez universal. Continente y contenido. Dentro y fuera. Mujer y hombre. Entrar para salir. Dormir para despertar. Correr por grandes avenidas para detenerse en una esquina. Liliputiense o gigante. Descomunales o minúsculos. Se encogen y se estiran como la vida. Te llega o te falta la vida. Es un sin vivir. La ciudad de arena.

      La espada y la pared crearon el miedo. Fue sometido el hombre pobre a su receta máxima de obligaciones para que este pensara que el dolor de la punta de la daga y el duro muro a sus espaldas, le obligaba a gritar a estremecerse. A no poder huir. Negros y largos callejones de la ciudad.

Mas nos informan. Sus noticias del miedo. Nos dicen, nos hacen saber para que el miedo nos sea familiar. Miedo: ¿qué hará el otro mientras yo soy investigado? Nos tienen al día:
Llueve en el desierto del Sahara.
Se deshielan los polos y Groenlandia. Épica del Real Madrid.
En Noviembre de 2005 (datos publicados por el diario “El País”) 61.265 personas estaban en las cárceles de España. Coste anual: 973.639.609 €. Los delincuentes, los asesinos, nos cuestan dinero. Defendemos la propiedad privada. Y mi amigo Félix dice que nosotros también somos fundamentalistas (es fundamental) si no a ver por qué estamos dispuestos a matar para defender la propiedad privada. La propiedad privada patrimonio de todos. Pequeños trocitos de patria. El nacionalismo. El nacionalismo bueno es aquél en el que todos los ciudadanos defienden sus casas de la invasión de la patria.

      La poesía. Fuimos jóvenes en los años setenta, amando lastimosamente, con un poco de moho entre los dientes, oliendo perfumes que siempre traían incluido el olvido. Tan sólo la música, tan sólo ella mereció nuestros besos. Había lluvia y siempre éramos presos de un agua demasiado antigua, una persistente humedad. Qué frío hizo siempre en nuestras almas. Gozosos de no haber sido casi nada, nos fuimos dejando la piel en algunos versos.
      ¿Cómo era la ciudad de arena hace treinta años? Esclava de la ciudad dormitorio y reina de la más salvaje especulación, dónde los capitalistas iban construyendo la ciudad de los monopolios, dejando hoy a la vista una ciudad con forma de aparcamiento planetario hasta límites tan impertinentes, que esta ciudad parece un coche. La ciudad de arena cuando llega la noche se vuelve un coche aparcado que tiene millones de coches dentro de sí.
Nos hacían casas de ladrillo y arena y se enriquecían. La riqueza en manos de los menos. De los inconscientes. No se reparte la riqueza. Si reparten la riqueza, ellos serían como nosotros, y nosotros al ser como ellos ¿seríamos distintos?

Nos informan. Nos comunicamos. En la ciudad de arena ella pone este anuncio en el periódico:
“Busco arqueólogo para descifrar una medalla con 49 números sobre la ubicación de Venus. Pieza única”. La búsqueda se llena de palabras hermosas.
Y nos siguen informando:
En 2005, un 20% de los españoles no sabía lo que era Internet. Seis años después no lo sabe nadie: nos seguimos buscando.
Se reparten 15.000 palos sonoros para acojonar al contrario en el partido Mallorca-Barcelona.
Las mujeres toman el doble de tranquilizantes que los hombres. Y siguen donando su sangre para que ellos puedan vivir.
Una de cada diez mujeres sufre acoso sexual en el trabajo. Tres de cada diez liga en el puesto de trabajo. Y las seis restantes padecen de una sexualidad extraña tanto en su casa como en el trabajo, como en la calle o garitos de cortejo y alterne. Asida, tomada e instruida para ello, la hembra siempre fue cubierta por sombras, cubierta por una losa de futuros proyectos. Por la noche de humo y niebla de la que se alimenta el alma del hombre.

La ciudad se enciende. La noche está dentro de mí. El pasado. Los doce mejores años de mi vida y mi juventud (20-32) se los comió este paisaje de arena. Eran los años setenta. Recuerdo a mis maestros poetas. A los maestros de la pintura: la abstracción. Y como si la baraja de la abstracción se viniera abajo, castillo de naipes derrumbado por un dios menor y estúpido, Paul Klee, 1940; Rober Delaunay en 1941; Wassili Kandinsky, 1944; Piet Mondrian, 1944: fueron muertos. Se preparaba el mundo para un profundo desbroce. Y me dejaron huérfano. Hoy el arte que se exhibe en las salas, es arte contemporáneo, y se gestiona a través de Arco.

Mientras aquí en la ciudad de arena conviven el tabernario y el prostibulario: uno se va de bares y de putas. Uno deambula sin norte ni fuerzas, su vida derramándose.

Y el periodista termina su información respondiendo a esta pregunta:
¿Lanza rumores la prensa? “No, filtramos maldades”.