40514

Me llamó la atención que la página par llevara el número (digamos) 40514 y la impar, la siguiente, 999. La volví; el dorso estaba numerado con ocho cifras. Llevaba una pequeña ilustración, como es de uso en los diccionarios: un ancla dibujada a la pluma, como por la torpe mano de un niño.
Fue entonces que el desconocido me dijo:
-Mírela bien. Ya no la verá nunca más.
Me fijé en el lugar y cerré el volumen. Inmediatamente lo abrí. En vano busqué la figura del ancla, hoja tras hoja.

(El libro de arena. Jorge Luis Borges)

domingo, 28 de agosto de 2011

Referentes (*)

Hay siempre, en definitiva, una esquina del velo que exige expresamente no ser levantada, y piensen lo que quieran los imbéciles, ésta es la condición misma del encantamiento.
-André Breton-


Hoy alguien en un sueño dijo:
ten, en esta garrafa
hay agua limpia, por si toma moho
la del corazón.
-Olvido García Valdés-


La cita de André Bretón dice que una esquina del velo exige no ser levantada. Y que cuando tengas moho en el corazón acudas al de Olvido García Valdés que en su garrafa de sueño hay agua limpia. Seguí las instrucciones. Así que me situé en el paisaje y me puse a recorrerlo sin rozar el velo. Respeté la magia, so pena de ser un imbécil bajo las garras de Bretón. Antes de emprender el camino, para que no me echara del sueño Olvido, tomé agua limpia por si durante el trayecto tomaba moho la del corazón. Nada más. Trabajo de poeta amarrado al ocio permanente.
En 1815 Heinrich Stölzel incorpora el mecanismo de pistones a la trompeta. El jazz le debe un güevo. Algunos poetas intentamos incorporar una pieza de jazz al poema. La poesía necesita un soporte de acero: el martillo, el yunque. Fuelle, brasas. Rojo vivo. Un martinete. El metal. Ascuas. La trompeta. Esto no es coreografía estalinista. La poesía que se hizo bajo el realismo socialista es lo peor y lo mejor que hemos hecho como clase: lo mejor porque lo intentamos. Lo peor porque lo hicimos bajo la atenta mirada del estalinismo. Vladimiro (maiakovsky) no lo consiguió. Después de aquel paréntesis, hoy más que nunca, (no es bueno volver con el rabo entre las piernas) buceamos en las piscinas literarias de la burguesía. Nuestros dirigentes obreros proceden de la burguesía, nuestros poetas también. ¿Qué hemos hecho como clase hasta hoy?. Trabajar como hormiguitas idiotas. Nosotros trabajamos para ellos y ellos entran en un dulce trance de contradicciones, producido por el ácido fórmico que obtienen de nosotras. La burguesía sufre contradicciones que sí merecen ser contadas. Sus contradicciones son de calidad; las nuestras, en cambio viven a expensas de las suyas. En nuestro devenir cotidiano, nosotros les proporcionamos los ingredientes y ellos saben cómo digerirlos, darle un orden al desorden espontáneo de todo aquello que les llega del resultado final de su “convivencia” con nosotros. Ellos sí saben contarnos lo que les pasa, y nosotros, perfectos imitadores por tiempo y tradición, perseguimos enternecedoramente sus intensas pasiones. Sus cuidadas emociones se enseñan en la Universidad, de donde sales especialista. Y cuando lo culto se “democratiza”, para los más reacios crean escuelas menores a las que llaman talleres literarios, para que de una vez por todas entendamos practicando, que a estas alturas de la historia ellos han hecho literatura de su vida; y que ese pedigrí, rango, casta o distinción, ya ha alcanzado una altísima cotización en el mercado y mucho prestigio en la sociedad. La suya, pero sobre todo en la nuestra, porque no hay nada más notorio que conseguir el Nóbel con el mono manchado de grasa, o yeso, y que tu vecino del tercero derecha, te espete: “anoche te vimos en la tele”. Los tuyos te reconocen en ellos. Autoestima. Pero tus padres lo que quieren es que logres una buena colocación. En caso de que vayas por libre y “sepas sin saber” te titulan autodidacta, y desde el reconocimiento oficial de tu ignorancia, ya puedes presumir de que eres un ignaro con medalla. Yo, debe ser porque mi inconsciente, históricamente plebeyo, puede más que una hipotética línea dinástica que no me ampara, soy un malísimo alumno, y aunque llevo años imitando el estilo inmaculado del burgués, aprendo poco. Como mucho, para crear clima (atmósfera propicia) imito al burgués escribiendo estas líneas mientras suena un blues del Mississippi cantado por Howlin’ Wolf: The Red Rooster. Sin duda esta es otra lección. O quizá porque soy blanco, hijo de occidente. En ambos casos porque tengo la tripa llena. Importante para poder escribir y escuchar un blues.



El sentir general (incluyendo a los analfabetos funcionales) es que el poema no sirve para nada terrenal. Dicen que es fantasía, un simulacro. Aquello que se le decía a la novia, a la madre. Dicen que la poesía pertenece a ese estado “superior” (¿contemplativo? ¿místico?) donde, con vocación de equilibrista, uno puede mirar el interior de su carne para ver los conductos a través de los que se alimenta el alma. En su descubrimiento uno emplea todas las energías. Allí tan solo hay arterias, venas, epitelios, y puede que en el torrente sanguíneo haya versos, muchos versos, mas es el óxido nítrico el desencadenante de la erección, y el colesterol del infarto. Y en última instancia se trata de follar con corazón y elegancia, esa donde el falo evita su natural redundancia falócrata. Los poetas somos unos tontos sentados. Unos tontos con conciencia estrambótica. La conciencia, ese estado de percepción, que mira más al futuro que al presente y se enfrenta a la realidad fea, triste y sucia. Así que los poetas sabemos cosas que no sirven para nada. Somos unos tontos sentados, y otras unos jodidos provocadores con sangre en la punta de la lengua. Los poetas somos referente moral, para una sociedad que se come los mocos. Los pistones de Heinrich. Como a Pablo de Rokha me duelen los cojones de las medulas categóricas de ser un autodidacta borracho (empapado) del arte de otros. Lenin, emocionado ante el arte “enemigo”, sentía ganas de arrullar a los artistas burgueses, y después se quería cortar la mano con la que los había acariciado.

El poeta escribe versos, que una semana después, no sirven para nada, y un mes antes nadie los necesitaba. En los Estados Unidos, prácticos y eficientes, se les persigue por vagos. Nunca como hasta hoy se había hecho un producto (en venta) de absolutamente todo. En esa “lógica” el producto debe durar tan sólo días, horas, minutos. El uso dado a los tomos de poesía en los últimos 70 años fue adornar librerías de caoba. Algunos pudimos leer poemas al desenvolver el bocadillo de sardinas. Hoy, millones de poemas arden a diario en las factorías de post-producción, y en los balances anuales de beneficios.
Pero el poema te va curando durante todo el viaje, y a la larga, o sea, cuando ya te has muerto, sus toxinas disuelven la carne, pero salvan la memoria, que es una ola inmensa de oxígeno de color azul flotando cerca de las estrellas, dispuesta para ser recogida por los ojos curiosos de nuevos navegantes. Algunos egoístas lo usan para respirar. El poeta sabe que de sus sueños vivirán los hombres futuros. Demasiado largo me lo fiáis, piensan los estresados. En esta vida de rally que llevamos, yo tengo que vivir hoy, dicen. Y la diferencia entre tú y yo, es que ambos estamos solos.



Así que impuestas las condiciones por los papas de siempre, se trata de romper, hacer trizas la palabra. Se escribe para dejar de escribir. El poema debe parar una guerra antes de que estalle. Cambiar el resultado de unas elecciones, que no se han celebrado. Y si le lees un poema a un patrón al segundo siguiente debería darte empleo. Al solicitar la hipoteca, una biografía de poeta debe acelerar su concesión. O la nómina se hace poema o continuaremos perdiendo poder adquisitivo. Mientras, seguiremos aquí en la ciudad dormitorio, todo el tiempo entre ladrillos. Pateando el barrio. Los barrios bajos. Los barrios altos. Los bajos, hechos de palabros. Los altos, de frases hermosas. Las calles sin salidas, de exabruptos y tacos. Las avenidas, de versos luminosos. Las plazas, de retrueques. Y el mercado de la literatura, de Ferias del Libro e ingresos multimillonarios. Los editores también, ya, por fin, pueden financiar las guerras. La vida, dándose forma cada día a sí misma, contempla el extraño, triste y solitario producto en que nos hemos convertido. Esa costra de miel y barro que es la vida, permanentemente maravillada ante nuestras abluciones. Hagamos de la derrota nuestro único triunfo.
La poesía es un eterno dolor de muelas, muelas de las que el alma carece, así que te duele el alma: transparencia de seda para llevar puesta una sombra de agua que nos calme la sed. Y como todo es búsqueda, ambición y deseo, en ese deambular, el alma se transmuta en metafísica; se enrola en las asambleas de afiliados del sindicato y produce en los corazones de los allí asistentes, arrebujados nidos melancólicos hechos con papel y sangre de analíticos debates, intentando demostrar que los tres puntos del convenio están por encima de los versos inmortales de Don Antonio Machado: “Un golpe de ataúd en tierra/ es algo perfectamente serio”. Vano intento. Y si ellos aprueban los textos por amplia mayoría (tenaces bolcheviques) uno aprueba por amplía minoría (absurdo menchevique) saltándose el centralismo democrático, que la poesía se hace con los restos del íntimo naufragio, se hace en soledad o con uno, de la memoria de unos besos, y también “con amor o con odio”, que diría Pavese, pero siempre con la violencia de un salvaje. Que nuestra carne arde quemada por el oxígeno, y en su larga combustión, las llamas precisan ser avivadas para que de ellas nazca el cero, el círculo que elevándose alcance la esfera celeste, en el eterno viaje. Viva la clase obrera. Viva porque ya no cambiará el mundo, el mundo nos va a cambiar a nosotros por la barbarie. Salud, porque con dolor de espaldas no nos moverán.



Esta “larga lista” de contradicciones encontrará su antídoto el día que sepamos hacer matemáticas de izquierdas: si ellos reflexionan, sentémonos a pensar. Diez años trabajando en la construcción evidencian que mi acercamiento a la poesía lo hice para ser práctico. Se trataba de levantar un muro de ladrillos contra su estúpida eficacia. Si como dice García Márquez en su última novela: “el sexo es el consuelo que uno tiene cuando no le alcanza el amor”, a mí después de la derrota tan sólo me queda una moderada actitud cínica, y cuando estas derrotas se me acumulan, al igual que N.Parra, “sonrío a los imbéciles que bajan de los árboles”, y abono feromonas usando como substrato el vaho de la carne, por si alguien quiere atrapar su libidinoso vuelo.
De niño creía que la profesión más dura de todas era la de actor de cine, ya que más tarde o más temprano, al pobre actor le tocaría morir en alguna película, por “orden” del guión. Más tarde supe que en las “pelis” no moría nunca nadie. Me dije: “Entonces tendré que hacer poesía. Alguien debe asesinar a estos fingidores”. Heme aquí, toda una vida intentando matar al actor de cine, que muere para estar vivo en la película siguiente. Yo también interpreto mi papel, con mayor o peor fortuna. Y los poetas somos seres inmortales.



(*)  Este texto apareció en el mes de noviembre de 2010 en mi blog "Folios Grapados". Considero que este es su sitio natural. Y aquí lo dejo. 

domingo, 21 de agosto de 2011

LA GUERRA TECNOLOGICA/ textos para el recuerdo

Algunos de los que representamos a tendencias denostadas (el trotskysmo) alguna vez nos apetece defenderlo a través de cualquiera de sus “consignas”. Socialismo o barbarie es una de ellas. La palabra socialismo, dice con un adjetivo que califica de barbarie su contrario, es decir aquello que no sea socialismo, es decir esto. Casi todos los intelectuales de diverso tipo y corte, políticos a un tanto la idea (se llevan un pastón por las que no tienen, ya que estas últimas están mejor pagadas) defienden la democracia (lo de burguesa ellos ni lo nombran, así parece que la democracia a secas es de todos y que no tiene apellidos: obrera en unos casos, o burguesa, en otros) como marco incomparable donde se solucionan todos los problemas. El reparto de la riqueza, por ejemplo, ese no se soluciona desde que empezó a explotar a los que la producen.

¿Podemos calificar nuestro tiempo como bárbaros? ¿Somos más bárbaros que antes? ¿cómo se mide la barbarie? Una cosa está clara sólo nuestra formación asimilando conocimientos de otros pueblos, otras culturas nos puede poner alerta de si esto se puede soportar sesenta años más. Otra cosa está clara (y van dos) estamos entregados. Hemos caído en el abrazo del oso.


Barbarie. Ciencia ficción. En el futuro (año 2.468, por ejemplo) la gente de izquierda será aquella que luche (¿piense?) por seguir viviendo en el planeta Tierra. La derecha será esa otra casta que imponga (¿referéndum?) el abandono de la Tierra hacia un planeta nuevo, descubierto dentro del proyecto: Plan Nuevos Planetas (PNP) y en aplicación del programa MEU (Maricón El Último). A nuestra nueva “casa” le pondrán por nombre Tierra Dos, para que la gente no sienta morriña en demasía; el nuevo planeta será parecido a este, pero seis veces mayor, con tres soles, diez lunas, 18-25 grados, el día durará 72 horas y la noche sólo tres, una sola estación atmosférica a la que llamaran agua-sol, pues lloverá aun con el sol brillando, y jamás sabremos dónde se esconden las nubes que nos mojan. Tela. Todo se andará. Parecía mentira lo del microondas. El sistema de microondas donde recalentamos la sopa y el café, nació en los años 40 para mandar secretos de guerra. Los teléfonos móviles usan un sistema parecido, así que cuando recibimos una llamada se nos recalienta la sesera, aprovechando la microonda la maravillosa entrada que le ofrece la oreja. Ahora a través del teléfono te puede llegar una voz o un pollo asado con rustidera y todo. Ciencia.



Ficción. Los que no se fían de nosotros piensan ponerle un “chip” a nanométricas esporas que posteriormente esparcidas por el aire vigilarán oyendo todo lo que hablemos. Y en el caso de que se introduzcan en nuestras orejas, llevadas por el viento, oirán todo lo que pensemos. El siguiente paso será incorporar una pequeña carga explosiva, con lo que seremos eliminados por estar en contra del pensamiento único. Pienso, luego no existiré durante mucho tiempo. Ya.
Y para terminar esta información “tecnológica” les cuento que un grupo de astrofísicos de EE.UU. (la madre de todas las patrias) está trabajando en un proyecto para cambiar la órbita de La Tierra. Lo están haciendo para que dentro de cien mil millones de años no nos queme El Sol. Están calculando para que les salgan las cuentas y no se produzca un choque en cadena entre el resto de nuestros planetas.

En la ciudad de arena se copula, se ama, se asesina, por este orden y otras se cambia el orden para alterar un producto que requiere apetencias de objeto con careto, propio del individualismo, dicen que el arte del capricho. Y todo se descompone, se construye y se destruye para recreo y placer, decía una vieja canción de protesta, italiana.

Salud y Alegría....y un polvete cada día, para tener armonía.

sábado, 6 de agosto de 2011

Prosa del Observatorio (Julio Cortázar)





…..teniéndote en los brazos, amor de siesta o duermevela, entreviendo en esa mancha clara la puerta que se abre a la terraza, en una ráfaga verde la blusa que te quitaste para darme la leve sal que tiembla en tus senos,
-Julio Cortázar-

Buenas tardes España esto tiene pinta de verano y las playas están llenas de bañistas y el mundo se descompone y nadie se lo cree. Buenas tardes España, la música nos une y nos separa. Y los acampados en la puerta del sol se creen que así están bien, y mejor para todos, y la vida continua y el verano también. Buenas tardes España, estos días son calurosos y las noches se llenan de amantes que follan entre beso y cerveza y se toman un descanso a eso de las tres para beber agua y regresar de nuevo a las sábanas sucias, mirarse a los ojos y ver amanecer. Buenas tardes España, esta música y estos versos son para los que creen que aún estamos a tiempo de tocarnos y descubrir el océano, las galaxias, la verdad, el mundo, los ángeles, el azúcar de unos labios, la sal de un beso. Buenas tarde España, las mujeres y los hombres se pasean, se cogen de la mano y se tocan con la mirada. El tiempo se pone tras el sol y nadie nos visitó, habitante de otra galaxia. Los extraterrestres quedan a una manzana de nuestras tristezas. Apenas un instante y ya estaremos de nuevo en primavera. Buenas tarde España, me siento un hombre perdido y un hombre encontrado, no tengo a dónde ir pero me alejo miles de kilómetros para regresar cada amanecer y saludaros con niebla de flores, un vino joven, con un poema. Buenos días Cernuda. Buenos tardes Picasso. Mis seres queridos. Buenas tarde Miguel. Maruja. Buenas tardes Alas. Las golondrinas son tan felices como los barcos en alta mar. Como una vela. Como un beso por cometa. Buenas tardes Cordelia. Buenas tardes poetas que tan sólo servís para nada, para un sueño que siempre se mantiene fresco como el primer día. Buenas tardes Vallejo. Buenas tardes mi vida. La mía. La única que tengo prestada a cambio de ser un hombre próximo a los dioses. Buenas tardes ceniza. Árboles. Piedras. Buenas tardes Lucía. Cádiz. Juan o Amparo. Sevilla o Sofía. Buenas tardes armarios. Silencios. Buenas tardes, anochece verano.

    


Foto del observatorio del sultán
Jai Singt (Jaipur, Delhi) 1967.
Julio Cortázar-Antonio Gálvez